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lunes, 28 de enero de 2008

Extraña sensación

Hoy he despertado con un hormigueo en la barriga diferente al de todos los días. Una sensación extraña se había apoderado de mi cuerpo. Mientras el agua caía en la ducha e impregnaba cada poro de mi piel, esas sensaciones iban creciendo poco a poco. El aroma del café que se dejaba adivinar por la rendija de la puerta entreabierta, no hacía nada por aliviar esa sensación. Estaba claro algo me pasaba pero no lograba adivinar el que.
Mientras me dirigía a la oficina, a mi mente empezaban a aflorar imágenes en forma de recuerdos. La primera vez que pise las tablas del Gran Teatro, esas cortinas echadas que servían de escudo para disimular mi nerviosismo, yo tenía que parecer el más tranquilo de todos. Las horas de esfuerzo, la soledad del director cuando algo sale mal, las alegrías compartidas cuando salen bien.
Es como un niño que vas criando, que se va haciendo grande, que va exigiendo, que va madurando, pero que se enfada y te reprocha.Pero sobre todo, muchas veces, la soledad del director.
Hay momentos que te paras a pensar si todo merece la pena, si el trabajo que tu haces se lo cree alguién, si los esfuerzos y las horas que le quitas a tu familia te compenzan realmente.
La soledad del director, sí, esa soledad que es la peor, la de estar solo en compañía.
Todas estas reflexiones me acaban de dar un toque de atención, ¡no vamos a Huelva! esa es la extraña sensación, el haber luchado con todas mis fuerzas para conseguirlo y no ha podido ser.Lo peor, poner todas tus fuerzas en algo que hace que te quedes sin ellas. Pero lo peor está por venir, cuando las cortinas del Gran Teatro se abran para el primer grupo. ¡No seremos nosotros!

lunes, 7 de enero de 2008

Carta de despedida

Cuando alguien se va o desparece por cualquier circunstancia, la tendencia habitual, es reconocer las virtudes y olvidar los fallos y defectos que haya podido tener. Lo mismo queremos que ocurra con nuestro ya físicamente desaparecido grupo Scout Anunciata 437, que no sentimentalmente.
Con estas líneas no se trata de buscar culpables, y mucho menos echar nada en cara a nadie, más bien al contrario, el único fin de esta misiva, es agradeceros a cada uno y cada una, el servicio que a lo largo de todos estos años de vida habéis prestado al grupo y que ha permitido que haya llegado hasta nuestros días.
Queremos que cuando os venga a la mente el escultismo, recordéis los cientos de niños que han pasado por el grupo, los padres que han colaborado y los que simplemente han estado ahí, los monitores y monitoras que han dejado horas de su tiempo por contribuir a la noble labor de educar en el tiempo libre, con una carga de valores difícil de encontrar en la sociedad en la que nos encontramos.
Recordad las palabras de Baden Powell: “…Asíos a vuestra promesa Scout, aun cuando hayáis dejado de ser niños…” para que esos valores recibidos, sean aplicados en la vida personal de cada uno, y nos diferencia de aquellos que nunca han sido Scouts.
Permitidme que haga una copia de una canción que decía “recordaré las noches en el fuego, las salidas de excursión, los caminos recorridos y mi promesa de amor. La acampada, el escultismo y las leyes de B.P., y cuando mire a la hoguera, recordaré”. Creo que este fragmento resume mucha de las cosas vividas, y que hoy ha llegado a su fin.
Moralmente, creo que debía hacer esta carta y por eso os la hago llagar a todos. Me ha tocado ser el último coordinador de grupo mientras este ha estado activo, y por eso creo, que por todo lo que habéis dado a esta causa tan altruista y tan reconfortante, os lo debía comunicar. No se si algún día, algunos de nosotros volvamos a tomar las riendas de este grupo, quizás no, pero lo que si se, es que algún día, en un campamento, volveremos a estar de nuevo juntos, con la pañoleta al cuello, y ese campamento no tendrá fin.
Por todo lo que habéis dado al grupo ANUNCIATA 437, muchas gracias a todos y todas. Me despido con un apretón de mano izquierda. ¡Buena caza!

Puma habilidoso

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