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viernes, 16 de mayo de 2008

SENTIDOS

Son muchas las cosas que nos traen el recuerdo de una niñez vivida intensamente, impregnada de aromas, de sabores, de sonidos, de imágenes, de sensibilidades llegadas a través de la piel, y en definitiva, de recuerdos que quedan apegados a ti y que a pesar de que pasen los años, cada vez que una de esas expresiones sensoriales vuelven a acompañarte no solo lo hace un sabor o un olor sino que lo hace una parte importante de tu vida.
El azahar en los naranjos nos trae la llegada de una nueva primavera, que lo es a la vez, tan nueva y tan vieja como aquellos recuerdos que tienes almacenados en un rincón de tu alma y que la engrandece día a día, uniéndose a ellas los nuevos recuerdos de las experiencias vividas.
Ese sabor de las habas con choco, no es solo un sabor, es un pergamino de historias escritas entorno a una mesa, en la que todos los miembros de una familia disfrutan de las miles de anécdotas que se van intercalando entre todos los miembros de la misma y que hace que tus vínculos de permanencia sigan presentes cuando vuelves a casa y sabes que te está esperando esa comida.
El sonido de una campana sonando a lo lejos, junto con el claqueteo de las cigüeñas, lleva flotando en el aire a través de unas notas bien definidas que se llegan a convertir en acordes, momentos que se viven en torno a la plaza de cualquier pueblo de Andalucía, y que por el sonido emitido nos anuncia en que mes, en que estación o en que día estamos. Y en torno a ese sonido, los amigos acompañando cada uno de tus pasos, cada una de tus respiraciones, que hacen que te sientas orgulloso de esas campanas que te traen a los amigos de siempre.
La imagen de un cristo barroco acompañado de unas bambalinas cimbreantes, te trae aquello que se vive día a día y que se manifiesta en un momento puntual. Te trae una espiritualidad, que aunque efímera en el tiempo, servirá de sustento para todo el año. Pero sobre todo te trae el símbolo de pertenencia a una cultura, que es la tuya, compartida, pero la tuya, con sus virtudes y con sus defectos, y que cada año te recuerda quien eres.
Pero ese frío que siente tu piel que hace que se te estremezca hasta el último rincón de tu alma, ese tacto imperceptible que tiene el aire cuando llega ese momento, carece de parangón con ninguna otra cosa.
Mayo ha llegado y con él TODO. Ese todo que complementa tu ciclo vital y hace que vuelvas a vivirlo una y otra vez, con sus diferencias y semejanzas, con sus virtudes y sus defectos, con los amigos de siempre y los amigos de ahora, con los recuerdos y con lo que te pasa ahora. Mayo, principio y fin del ciclo, y en él una llamada que suena en los cinco sentidos. Suena en tu piel haciendo que el corazón te lata cada vez con más fuerzas, es el aroma del campo florecido y recién lavado por el rocío mañanero que intensifica el olor a tierra mojada, es el sabor del poleo dando vida a platos que perciben tu necesidad de saborearlos, es el sonido del trinar de los pájaros, de las pisadas en la arena, del tañer de las campanas, del sonido de una gaita que acompaña al tamboril rociero. Pero sobre todo una imagen, que me trae una párvula mirada a través de una reja, ya sin las trémulas luces de las velas, solo ella y yo, y un momento que marca lo que soy, lo que vivo y a lo que pertenezco, y eso ni nada ni nadie en el mundo me lo podrá arrebatar. Tu y yo, Rocío.

3 comentarios:

maile dijo...

Buena pluma la tuya. Somos compañeros en Blogger y, aún gustándome moverme por aquí, no te encontré hasta ahora y gracias al Foro Cofrade de Almonte.
Gracias por recordarme que hay sentidos que tenía algo olvidados y que guardan sentimientos y sensaciones importantes

Roberto dijo...

Gracias a ti en primer lugar por entrar en mi blog, en segundo por dejarme un comentario, y tercero por haberte llegado que no siempre es fácil llegar a los demás.

Anónimo dijo...

Mi cielo, cuando se habla desde el corazón es en el corazón donde se recibe y ese tiene siempre un rinconcito con la puerta entreabierta para que entre lo bueno, lo realmente bueno.

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