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domingo, 6 de abril de 2008

Recuerdo Cofrade

A los tres toques de martillo el costalero se pone en la trabajadera, el mismo ritual, una sensación diferente, siempre es diferente. Este año se ha puesto a pensar en como empezó en el mundo de la Semana Santa, son muchos años ya, pero aún le quedan fuerzas para llevar a su Cristo de la Vera Cruz o a su Virgen de los Dolores.
Hace veinticinco años era diferente, él era un niño, y sin embargo ya vivía la Pasión y muerte de Jesucristo. Recuerda que siendo un niño su madre le compró la primera túnica de nazareno, era blanca y azul, la de la Virgen de los Dolores, ahora recuerda que no había nada más, nuestra Semana Santa se limitaba al Viernes Santo, y a él ya le gustaba, y la sentía, y la vivía. Con esa túnica acompañaba a su Virgen con diez o veinte nazarenos (en los mejores años) con las mismas túnicas.
Ahora escucha una saeta, ¿quién la canta?, Carrera o Juan Tocino desde algún balcón perdido en el recuerdo de su infancia en el recorrido tradicional.
El paso se levanta y cruza lentamente con dificultad el dintel de la puerta, mientras escucha el himno de España y los aplausos de la gente que llena la plaza. A la vez recuerda esa cruz de guía plateada que portaba un monaguillo por los pocos nazarenos negros que había acompañando al Cristo de la Misericordia en su paso color caoba. También recuerda como ayudaba a poner los pasos, que con dedicación y esmero ponían Matías Aceitón y Manolito el Sacristán, que luego nos invitaban a un refresco con una tapa de remolacha en el casino porque era Jueves Santo y no se podía comer carne.
Al pasar por el monumento de la Virgen, más recuerdos, ahora le viene a la mente el Gran Poder. Como era sacado en unas parihuelas, sin nazarenos, y la gente lo seguía en silencio. No tenía hermandad, era posesionado por la Sacramental.
Ahora le toca salir del paso, pero sigue detrás, está acabando la calle El Cerro, pero el no quiere apartarse de su Virgen, ¿Cuántos años? piensa. Ahora le viene a la mente, mientras enfila la calle El Cristo, cuando aún siendo niño su madre le hizo un capirote rojo, salía La Borriquita, la ilusión de muchos niños como él en la calle. La Hermandad Sacramental, en su afán de mejorar la Semana Santa de Almonte, asumió el reto de sacar dos pasos más, el citado y la Virgen del Rosario.
El paso llega a la capilla del Cristo, vuelve a entrar en el paso, pero antes mira la coqueta capilla y su plazoleta abarrotada para ver uno de los puntos más bellos de nuestra Semana Santa. Lo que ha tenido que pasar la Hermandad Sacramental para no perder parte de la historia de Almonte y de la propia Hermandad, veían como poco a poco la capilla se caía, y algunos valientes decidieron restaurarla y poner sus casas al servicio de la Hermandad. Espero que no se olvide nunca.
Escucho los aplausos enfervorecidos mientras salimos del Cristo para la calle Sevilla, y en su mente esta ahora la Soledad. Un grupo de gente de Almonte encabezadas por Celestino empieza a recuperar una antigua cofradía. Son muchas las personas que se le unen y salen a la calle con fuerza y vistosidad. Mientras nuestra hermandad saca los cinco pasos.
Ahora viene la calle Conde Cañete, calle que vive de forma especial, que estrecha es y que bonita esta la Hermandad en esta calle. El Gran Poder ya no sale en parihuelas como lo hacíamos nosotros. Un grupo de amantes de la Semana Santa lo solicita a la Hermandad Sacramental, que gustosamente lo cede, y han constituido una hermandad que sacan al Cristo acompañado por sus nazarenos morados y este año también por su madre la V Angustia.
Seguimos por la calle Alcantarilla, este año la Borriquita irá sola con sus pequeños nazarenos blancos y rojos. La Virgen del Rosario sale con el Cautivo. Otra Hermandad pero con la misma esencia. La Virgen del Rosario también es mi Virgen, la he llevado muchos años con mi Hermandad Sacramental.
Ahora llegamos a la calle Martín Villa, hay que echar lo que queda, las fuerzas ya son menos, pero no para defender a mi Hermandad, la de toda la vida. Sin embargo estoy contento de que haya más hermandades. ¿Qué hubiese pasado si nos hubiésemos rendido hace tantos años? ¿Habría ahora tantas?
Desde la plaza Virgen del Rocío veo la puerta de la iglesia. Madre de los Dolores deja que te rece la última salve bajo el paso, déjame que té de las gracias, déjame volver el año que viene a sentir tantas cosas llevándote en tus trabajaderas, déjame que vuelva a sentirte mía. ¡Dame fuerzas!.
Por eso cuando alguien me pregunta, ¿por qué eres de la Sacramental?, le contesto ¿por qué va a ser?, mientras en la iglesia escucho desde fuera ¡ahí quedó hasta el año que viene!, ¡valientes, ahí quedó!

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